El Kurdistán es un gran territorio sin estado propio que actualmente se reparte entre
Turquía,
Irak,
Irán y
Siria y
en el que viven cerca de 26 millones de habitantes, a las que habría
que sumar algunos millones más de personas en el exilio. La región
kurdistaní que actualmente pertenece al territorio sirio se conoce con
el nombre de Rojava, el kurdistán sirio, oficialmente denominado en la
actualidad
Federación Democrática del Norte de Siria. Rojava en
la práctica es un estado laico, poliétnico y plurinacional basado en los
pilares del confederalismo democrático: la igualdad de género, el
socialismo democrático y el desarrollo ecológico. Estas son las ideas en
las que se basó la propuesta de
Abdullah Öcalan para definir lo que sería el futuro del estado kurdo, influído también por pensadores como el anarquista y ecologista social
Murray Bookchin o el sociólogo
Immanuel Wallerstein,
avanzando hacia un socialismo de influencia libertaria, un socialismo
democrático cuyo tipo de administración “puede ser llamada
administración política no estatal o democracia sin Estado”.
"De la guerra civil siria, una revolución ha florecido en una región
autónoma de facto al noreste del país:
Rojava. La nación kurda tiene una
larga historia de marginación de los estados que ocupan su tierra
natal. La opresión de los kurdos en Turquía se remonta al final del
Imperio Otomano, y hoy en día les es prohibido hablar su idioma y
expresar su identidad cultural. Establecido en resistencia a la opresión
kurda, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) fue fundado en
1978. Las mujeres kurdas, aunque marginadas por el PKK durante muchos
años, siempre han jugado un papel central en la resistencia kurda como
activistas, organizadoras comunitarias y más recientemente como
combatientes. En el noreste de Siria, su resistencia ha sido y sigue
siendo fundamental para la autonomía y seguridad de las mujeres en la
región.
Desde 2011, las tropas kurdas han estado luchando simultáneamente
contra Daesh mientras establecen la democracia directa para todos los
habitantes de Rojava. Esto se implementa a través de un sistema de
consejos locales que rechaza al Estado-nación. Cada posición de poder en
los consejos se comparte entre un hombre y una mujer. Asimismo, las
mujeres son libres de dirigir consejos y cooperativas separatistas para
asegurarse de que se escuchen sus voces. Las calles y los pueblos están
organizados en comunas, en las que los habitantes tienen control sobre
sus propias decisiones políticas. Fundado sobre los principios de la
igualdad de las mujeres y la ecología social, este proyecto político
radical está siendo amenazado. Nesrin Abdullah, cofundadora y comandante
de las
Unidades de Protección de la Mujer (
YPJ), una de las dos
principales fuerzas armadas kurdas en Rojava, explica que el gobierno
turco está utilizando las facciones restantes de
ISIS y Al Nusra (el
afiliado de Al Qaeda en Siria) para atacar a las mujeres y sitiar las
tierras de Rojava"